viernes

Nuevas sensaciones

¿Os acordáis de cuando antiguamente la ropa distinguía las clases?, distinguía a los asquerosamente ricos de los ricos mediocres y a los ricos mediocres de los pobres campesinos. La injusta realidad aparecía porque no todo el mundo podía permitirse un vestido de encajes de la época colonial cosido a mano. La suerte nos llegó directamente a nosotros, aparentemente no había nada que hacer, la mayoría nacimos con la posibilidad de elegir, elegir entre la ignorancia y la sabiduría, entre el rock y el pop, entre la derecha y la izquierda, entre los pantalones campana y los pantalones pitillo, entre la homosexualidad y la heterosexualidad, entre los rolling y los beatles, entre las ciencias y las letras, entre antena tres y telecinco, pero por si esto fuera poco, para los indecisos también se creó el centro, los pantalones rectos, la bisexualidad, las ciencias sociales y el satélite digital. Lo que no podíamos imaginar es que todas estas opciones estuvieran cargadas de estereotipos baratos e impersonales que tanto preocupan a la mayoría y que desvían el verdadero valor de lo autentico, lo propio y lo genuino.
Siento de corazón que la maldita globalización, junto con el imperio inditex hayan conseguido aplastar el ego de los autoproclamados alternativos, pero yo sigo prefiriendo a los beatles.

Mantis religiosas

Tengo un grave problema con los sugus. Por no hablar de mi estúpida obsesión de analizar todo lo que pasa a mi alrededor. Despues de esta gran declaración de principios y/o finales, ahí os dejo una pequeña muestra de mi idiota forma de ver la vida...

Aquella era una de esas noches en las que mi cabeza amenazaba con desplomarse en el suelo del bar y mis parpados comenzaban a cerrarse, y, apoyada en la pared llena de pintadas de gente como yo, que en un derroche de originalidad quisimos inmortalizar nuestro momento y alardear de nuestra indiscutible popularidad, comencé a observar a todos mis protagonistas ... Junto a la mugrienta puerta del aún más mugriento cuarto de baño, estaba aquel chico de aspecto divertido, aunque al parecer, bastante inseguro, que ni siquiera era capaz de mirar a los ojos a aquella chica rubia que tanto le gustaba, a la chica la evidente inseguridad del chico le excitaba bastante y no cesaba en su intento de captar la atención de sus ojos. Por otro lado, justo pegados a la máquina de tabaco, un chico bastante desaliñado compra las típicas rosas horteras a esa china omnipresente que noche tras noche aguanta millones de estúpidos regateos, el chico orgulloso de si mismo y con el pecho hinchado de masculinidad, se acerca como si de un cursi poema medieval se tratase, y sorprende con las rosas a las tres chicas más insípidas que he podido contemplar en la historia universal de las noches de borrachera y que, por suerte o por desgracia, esta noche le acompañaban. Por último, mi borroso objetivo se detuvo en un grupo de tíos que estaban junto a la barra, esta vez se trataba de autenticos ejemplares de macho iberico peleandose por su presa: dos hermanitas ingenuas e inexpertas recién salidas del internado de monjas, dispuestas a aprender,a quemar sus sujetadores y capaces de dominar a sus pretendientes con sólo mordisquear suavemente un chupachups.

Y yo sentada mirando, con lo bien que se lo pasó todo el mundo.


Y Recuerden: La hembra adulta de la Mantis religiosa se come al macho durante o después del apareamiento.

Punto y coma

¿Recuerdas cuando jugabamos a ser amigos? Se nos daba realmente bien. Algún día tengo que volver a cortarte el pelo, aunque aquella vez me hicieses prometer que nunca más. Muchas veces imagino a tu madre gritándonos por el pasillo de tu casa, nunca le hice mucha gracia. ¿Todavía no has dejado de fumar?, vamos a tener que quedar para dejarlo juntos, igual que cuando empezamos, en aquel descampado que había al lado del colegio. El otro día olvidé decirte que ya me he decantado por una risa, aunque quizás la cambie, no acaba de convencerme. Por cierto, ¿quien decidió quitarnos el zumo de melocotón de las manos y sustituirlo por uno de cebada?, no es que me parezca mal, en absoluto, pero es que aún no lo hemos soltado. Jamás voy a perdonarte que dejases de hacerme cosquillas, es cierto, las odiaba, pero es como el hueso de la risa, te jode, pero te ríes. Mucha gente me pregunta por tus dibujos, y les cuento toda la historia de aquel día, y cuando me doy cuenta ya todo el mundo está a otra cosa, aunque yo sigo contandomela a mi misma, porque me encanta, recuerdo que te pedía colorear, para sentirme importante, tu ya sabes lo mal que se me da pintar. Un día que no haga mucho calor tenemos que volver al campo, ya sabes, bañarnos en la charca, tirarnos debajo de una encina y dejar volar la imaginación. La última vez me impresionaste con un soprendente juego, si, esconderte una pastilla juanola en la boca y yo tenía la increible misión de encontrarla, tenía que felicitarte, nunca había pasado una tarde tan agusto con una estupidez tan grande como esa, miento, nunca excepto contigo.