miércoles

última hora

La última hora de hoy nos indica que el valor de los piropos tradicionales se mantienen en alza pese a la crisis financiera que abofetea nuestros bolsillos y devalúa nuestras monedas.
Tres expertos en este tema, gobiernan y administran la carnicería de debajo de mi casa. Embutidos, pollería y carnicería son los tres ministerios que la componen. 
Estos líderes mundiales son espontáneos y campechanos y la media de “guapas” es invariable ya que no existe proporcionalidad alguna a la cantidad de compra. Política social, que se llama, puesto que sus medidas populistas alcanzan la autoestima de cualquier mujer.
Sólo hay que reparar en la larga cola de mujeres que con un clinex en una mano y el corazón destrozado en la otra, esperan impacientes su turno de gloria para saber que allí no se va a comprar carne.
Disfrutan viendo cómo deshuesan y descuartizan a un cerdo con sus afilados cuchillos y cegadas por el desafecto se suman a la compraventa de halagos mientras fingen adquirir chorizos para el cocido de mañana.

viernes

Las siete de la tarde



Las 7 de la tarde
Existen diferentes tipos de amnesia, la amnesia retrógrada es la más rara aunque la más cinematográfica, en ella el afectado no recuerda su vida antes de la lesión. En cambio, en la amnesia anterógrada, la más común y grave, el enfermo recuerda su vida pero no logra aprender nada nuevo, son personas que lamentablemente viven atrapadas en su pasado.
En el edificio gris de la calle Los Dolores son las 7 de la tarde.
En el 3º Izquierda del edificio gris de la calle Los Dolores canta un maldito canario, como si con él no fuese la cosa. Todas las tardes a las 7 en punto, canta, alegre y su afinadísima entonación contrasta irónicamente con la desolación de su amo.
A su amo le recuerda que aquella rubia malteñida le dejó podrido, igual de desdichado que aquel trozo de queso que llevaba varios meses en la nevera y que nadie se quería comer, pero que dada su actual situación de perpetua miseria, ha comenzado a rascar los trozos de moho, aunque sólo sea para darse más pena. Aquella vergonzosa postal emitía un sonido muy parecido al que, hace unas semanas, escuchaba intelectualmente orgulloso, procedente de una banda finesa que pusieron en radio 3. 
-Es una putada que tengan que triturarte el corazón para que te des cuenta de que tu novia es una  auténtica puta –pensaba, mientras miraba al maldito canario, y a coro, continuaba rascando con el mismo inútil cuchillo con el que la noche anterior había estado planificando su propia muerte-.
- Igual tenemos suerte y este queso me mata. – le explicaba al canario.
 -Claro está, que tu no tienes la culpa, aunque yo hubiese preferido otra maceta.
-¿Un canario?, ¿no prefieres que compremos una maceta?, podríamos comprar un aloe o incluso un cactus. –¿¡Un cactus!? Un cactus es lo menos tierno que he visto en mi vida, son feos y pinchan. Además, tu ya tienes muchas macetas.
-Bueno pues compraremos los dos, y utilizaremos el Aloe para cuando te pinche el cactus, ya conoces sus propiedades medicinales, es un cicatrizante cojonudo .- decía él para intentar convencerla. – Además, se han demostrado las virtudes de algunos cactus para corregir alteraciones causadas por las radiaciones electromagnéticas que producen muchos electrodomésticos. –Alegó, orgulloso por su célebre razonamiento. –Quiero un canario que cante por las tardes y nos recuerde lo mucho que nos queremos. –Desgraciadamente, la cursilada de comentario era directamente proporcional al tamaño de sus tetas. Y al final, tuve que ceder torpemente a comprar el puto canario- Repetía una y otra vez.
- Toda la vida dando lecciones sobre comportamiento animal a tus impresionables amigos de letras y de repente un día tienes a una zorra instalada en tu casa, que cambia tus muebles, tus horarios, tu comida, y a la cual el cine indie la ha hecho creer que desayunar esas asquerosas galletas de fibra que amablemente ha comprado para ti, con tu camiseta favorita, es muy sexy.
¿Y a que precio? ¡Sexo sin precaución estás sobrevalorado!  - Gritaba como un loco por la casa. - Conozco a una puta dos calles más allá que por el mismo precio que una de mis futuras sesiones de psicoanálisis se deja hacer de todo. ¿Que no tiene dientes?, bahh, eso a veces tiene sus ventajas, y por lo menos tiene corazón. – Le seguía explicando al canario.
- Y tu ahí, olvidando como un tonto que a diferencia de muchos cánidos, las zorras no son usualmente animales de manada. Son solitarias y estratégicas cazando a su presa, especialmente, por cierto, roedores.  –Decía, mientras masticaba el último trozo de queso con moho.
Preparó para él la más grande de las humillaciones.
Un día cualquiera, al entrar en casa observó que faltaban algunas cosas, al entrar en la habitación se quedó blanco, mudo, inmóvil, ella le había visto perfectamente y no había parado de  gemir en ningún momento. Él salió disparado hacia la calle . Se subió al metro y comenzó a dar vueltas. Cuando cerraron el metro, decidió volver.
¿Por qué? Os preguntareis. No tiene mucha explicación. De la misma forma que la cebra no puede querer al león y del mismo modo que la zorra se quiere comer al ratón.
Al entrar, el piso estaba casi vacío, solo encontró un Aloe Vera encima de la mesa con una nota que decía: “ya conoces sus propiedades medicinales, es un cicatrizante cojonudo, pero por si no te acuerdas, seguro que el canario te lo recuerda”.
Desde entonces todas las tardes a las 7 en punto, canta el maldito canario y repasa una y otra vez la misma historia. Una y otra vez, todas las tardes a las 7 en punto.

martes

Las 7 de la tarde




Existen diferentes tipos de amnesia, la amnesia retrógrada es la más rara aunque la más cinematográfica, en ella el afectado no recuerda su vida antes de la lesión. En cambio, en la amnesia anterógrada, la más común y grave, el enfermo recuerda su vida pero no logra aprender nada nuevo…
En el 3ºDerecha del edificio gris de la calle Los Dolores una chica espera sentada a que la lleven a bailar. Cabello negro y un traje tostado. Su cara de inocencia y aparente decencia no son mas que pura ficción.
Todas las tardes a las 7 en punto se pone su vestido de volantes y se sienta en el sofá de flores de tonos pastel.
Recuerda entonces como ha llegado hasta ahí. Recuerda a aquel matemático tan atractivo al que nunca escuchó, y que tanto la quiso. Sus conversaciones estaban tan abarrotadas de números y de horribles proporciones que nunca supo descifrar lo que él realmente decía.
– Te he repetido miles de veces que estás tirando el dinero, las probabilidades de que te caiga un rayo por la calle son de 1 entre 3.000.000, una cantidad ridícula frente a hacer un pleno en el euromillón: 1 entre 76.275.360. – Llámame tonta, pero no voy a apostar ni un centavo para que me caiga un rayo, – decía ella, muy seria, como si se hubiese enterado de algo, mientras continuaba rellenando el boleto con los primeros números que se le venían a la cabeza. – Además, si con 2 euros puedo soñar durante una semana, los pago, es más, te invito a que sueñes un poquito tu también y se te quite esa cara de matemático rancio que tienes, te relleno uno ¿en que año habías nacido?– Le decía con esa sonrisa irresistible que ponía cuando sabía que le estaba sacando de quicio.
Una mañana cualquiera, él le preguntó:
-¿Qué vas a hacer cuando te toque la lotería? – ella se rió y siguió durmiendo.
- No, pero en serio, ¿qué es eso con lo que tanto sueñas y que parece ser que solo puedes hacer con un montón de millones? – Yo que se. Pues no se, comprarme un vestido de volantes y salir a bailar, por ejemplo. – respondió ella, con lo primero que se le ocurrió dado su estado de total somnolencia.
- ¿Y tu? – Pues… comprarte un vestido de volantes y sacarte a bailar. – Pero si los matemáticos no saben bailar. – Bromeó ella y entre risas siguieron durmiendo.
Doce meses después, él apareció con un ramo de flores y una caja enorme, adornada con un lazo gigante, de esas cajas que sólo saben envolver las vendedoras de las tiendas de las películas.
Le dijo que él se tenía que ir, que no lo abriese hasta que él se fuese. Así lo hizo. En cuanto cerró la puerta fue directa a abrir el regalo. Entre la caja y el lazo había una nota: “ A mi ya me ha tocado la lotería. Si multiplicas 2 x 5 x 12, el resultado está en esta caja, te recojo a las 7 en punto”. Al abrir la caja encontró un precioso vestido de volantes, de esos vestidos que solo tienen en las tiendas de las películas y que lo envuelven en cajas que solo saben preparar las vendedoras de las tiendas de las películas.
Se puso el vestido y a las 7 en punto se sentó en el sofá de flores de tonos pastel. Se quedó dormida esperando. El sonido del teléfono la despertó:
-Es usted la novia de ……- Si,¿ por?, ¿ha pasado algo?.... – Me temo que no tengo buenas noticias, a su novio le ha caído un rayo por la calle.
Desde entonces, sigue esperando a que la lleven a bailar, todas las tardes a las 7 en punto.

jueves

Piedra, papel o tijera

Ejercitas tu mente con una nintendo DS, 
y tus abdominales con el Fusion power 3.000. 
Cuentas tus palabras en Twitter 
y mides tu ritmo cardiaco con un Iphone. 
Espías a tu ex por Tuenti, 
fiscalizas tus fotos en Facebook 
y reservas tus megustas para algo mejor.
Vigilas tus horarios con un Casio vintage 
y ahorras tus canciones en Spotify. 
Controlas tu dieta con Special k, 
cuidas tu salud con Flora y tu corazón con Puleva.
Y al final de todo siempre te la acabas jugando
a piedra, papel o tijera.

viernes

El mercadillo de mi pueblo

Los sábados son días que molan. En mi pueblo hay un mercadillo en donde puedes comprarte desde un juego de vajillas de procedencia desconocida cuatro veces más caro y diecisiete veces más feo que en ikea, pero que a mi madre le parece un ofertón, hasta todo el conjunto de riguroso negro para rendirle luto a tu difunto marido que acaba de morir en la cama de otra mujer y a la que todo el mundo conoce como “La Tránsita”. Bueno, aunque como mi pueblo se encuentra situado en la comunidad de Extrema y dura, en este mercadillo tan duro también puedes optar por el otro extremo y del mismo modo se te ofrecen una multitud de posibilidades en cuero y estampados de leopardo para construir a tu nuevo personaje: la puta del pueblo.
Justo al principio del inicio, en el km 0 del mercadillo, se encuentra la iglesia de Santiago, monumento austero de arquitectura parca y paredes blancas, la tradición de ir a tocar la campana para pedirle al santo marido y poder casarse pronto y bien, la mantienen con vida y en plena actividad.
Mi madre compra mi silencio con 100 gramos de aceitunas “machás” y luego ya tiene vía libre para humillarme en el puesto de las taras de lacrose o blueberri y hacerme probar un vestido de Nochevieja 7 temporadas a.C pasadas en la furgoneta del gitano. Yo ignoro sus comentarios acerca de mis bragas y humilladamente digna salgo de la furgoneta para intentar olvidar lo que acaba de suceder allí dentro.
Una cruelísima nostalgia me hace recordar uno de mis lugares favoritos de antaño. Los pollos de colores. Delante de la iglesia e irónicamente a unos cuantos pasos de la salvación divina, estaban esas jaulas de pollitos radiactivos que gritaban histéricos pidiendo misericordia y una muerte digna, alejada de las manos de cualquier cándido chaval de 7 años a el cual las 12 horas de dibujos animados infames le han regalado un bonito trastorno hiperactivo con tendencia asesina. El chaval tendrá más suerte que el pollito y dentro de 50 años podrá jubilarse prematuramente por haber sido una generación expuesta a las radiaciones de Bob Esponja. Pero pobre pollito.
En vez del puesto de los pollos ahora hay un puesto de turrones. Sí. Durante todo el año. Creo y no quisiese pecar de fanatismo local, pero puedo decir con la cabeza bien alta y total seguridad, que mi pueblo es el único sitio en el mundo en donde puedes comprar turrones, mazapanes y polvorones un 24 de agosto a 35 grados. Me extraña que la concejalía de turismo aún no haya evaluado la posibilidad de explotar este tirón para incitar al turismo a consumir y a vivir esta experiencia extrema en cualquier época del año. Pero como últimamente veo el tema un poco parado quería contaros de primera mano todo lo que podéis vivir en un solo día, a ver si os animabais a conocerlo. 

Por cierto, un aviso, la gente de mi pueblo siempre te va a ver más gorda. Aunque no te conozcan, aunque no te hayan visto nunca, aunque tengas problemas de anorexia nerviosa. Es algo que tienen en sus retinas. Un extraño ojo de pez, supongo que producto de la dilatación ocular del calor en sus ojos por las gafas de sol marca Ban Ray que vende el gitano guapo del penúltimo puesto. Pero no es cierto. No te vengas abajo que tu exhaustiva dieta de pasta y arroz durante 5 años consecutivos ¡funciona!