viernes

Punto y coma

¿Recuerdas cuando jugabamos a ser amigos? Se nos daba realmente bien. Algún día tengo que volver a cortarte el pelo, aunque aquella vez me hicieses prometer que nunca más. Muchas veces imagino a tu madre gritándonos por el pasillo de tu casa, nunca le hice mucha gracia. ¿Todavía no has dejado de fumar?, vamos a tener que quedar para dejarlo juntos, igual que cuando empezamos, en aquel descampado que había al lado del colegio. El otro día olvidé decirte que ya me he decantado por una risa, aunque quizás la cambie, no acaba de convencerme. Por cierto, ¿quien decidió quitarnos el zumo de melocotón de las manos y sustituirlo por uno de cebada?, no es que me parezca mal, en absoluto, pero es que aún no lo hemos soltado. Jamás voy a perdonarte que dejases de hacerme cosquillas, es cierto, las odiaba, pero es como el hueso de la risa, te jode, pero te ríes. Mucha gente me pregunta por tus dibujos, y les cuento toda la historia de aquel día, y cuando me doy cuenta ya todo el mundo está a otra cosa, aunque yo sigo contandomela a mi misma, porque me encanta, recuerdo que te pedía colorear, para sentirme importante, tu ya sabes lo mal que se me da pintar. Un día que no haga mucho calor tenemos que volver al campo, ya sabes, bañarnos en la charca, tirarnos debajo de una encina y dejar volar la imaginación. La última vez me impresionaste con un soprendente juego, si, esconderte una pastilla juanola en la boca y yo tenía la increible misión de encontrarla, tenía que felicitarte, nunca había pasado una tarde tan agusto con una estupidez tan grande como esa, miento, nunca excepto contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario