martes

Las 7 de la tarde




Existen diferentes tipos de amnesia, la amnesia retrógrada es la más rara aunque la más cinematográfica, en ella el afectado no recuerda su vida antes de la lesión. En cambio, en la amnesia anterógrada, la más común y grave, el enfermo recuerda su vida pero no logra aprender nada nuevo…
En el 3ºDerecha del edificio gris de la calle Los Dolores una chica espera sentada a que la lleven a bailar. Cabello negro y un traje tostado. Su cara de inocencia y aparente decencia no son mas que pura ficción.
Todas las tardes a las 7 en punto se pone su vestido de volantes y se sienta en el sofá de flores de tonos pastel.
Recuerda entonces como ha llegado hasta ahí. Recuerda a aquel matemático tan atractivo al que nunca escuchó, y que tanto la quiso. Sus conversaciones estaban tan abarrotadas de números y de horribles proporciones que nunca supo descifrar lo que él realmente decía.
– Te he repetido miles de veces que estás tirando el dinero, las probabilidades de que te caiga un rayo por la calle son de 1 entre 3.000.000, una cantidad ridícula frente a hacer un pleno en el euromillón: 1 entre 76.275.360. – Llámame tonta, pero no voy a apostar ni un centavo para que me caiga un rayo, – decía ella, muy seria, como si se hubiese enterado de algo, mientras continuaba rellenando el boleto con los primeros números que se le venían a la cabeza. – Además, si con 2 euros puedo soñar durante una semana, los pago, es más, te invito a que sueñes un poquito tu también y se te quite esa cara de matemático rancio que tienes, te relleno uno ¿en que año habías nacido?– Le decía con esa sonrisa irresistible que ponía cuando sabía que le estaba sacando de quicio.
Una mañana cualquiera, él le preguntó:
-¿Qué vas a hacer cuando te toque la lotería? – ella se rió y siguió durmiendo.
- No, pero en serio, ¿qué es eso con lo que tanto sueñas y que parece ser que solo puedes hacer con un montón de millones? – Yo que se. Pues no se, comprarme un vestido de volantes y salir a bailar, por ejemplo. – respondió ella, con lo primero que se le ocurrió dado su estado de total somnolencia.
- ¿Y tu? – Pues… comprarte un vestido de volantes y sacarte a bailar. – Pero si los matemáticos no saben bailar. – Bromeó ella y entre risas siguieron durmiendo.
Doce meses después, él apareció con un ramo de flores y una caja enorme, adornada con un lazo gigante, de esas cajas que sólo saben envolver las vendedoras de las tiendas de las películas.
Le dijo que él se tenía que ir, que no lo abriese hasta que él se fuese. Así lo hizo. En cuanto cerró la puerta fue directa a abrir el regalo. Entre la caja y el lazo había una nota: “ A mi ya me ha tocado la lotería. Si multiplicas 2 x 5 x 12, el resultado está en esta caja, te recojo a las 7 en punto”. Al abrir la caja encontró un precioso vestido de volantes, de esos vestidos que solo tienen en las tiendas de las películas y que lo envuelven en cajas que solo saben preparar las vendedoras de las tiendas de las películas.
Se puso el vestido y a las 7 en punto se sentó en el sofá de flores de tonos pastel. Se quedó dormida esperando. El sonido del teléfono la despertó:
-Es usted la novia de ……- Si,¿ por?, ¿ha pasado algo?.... – Me temo que no tengo buenas noticias, a su novio le ha caído un rayo por la calle.
Desde entonces, sigue esperando a que la lleven a bailar, todas las tardes a las 7 en punto.

1 comentario:

  1. Me encanta mucho! ;)

    (Soy Sara, tu compañera ocasional en Juntines)

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